Nostalgia

 

Volver a los 17

 

Por Horacio Arévalo

 

Qué tiempos estos en los que hablar de árboles es casi un crimen” 

 

Bertolt Brecht

 

 

¿Me acordé antes o después de decirlo? ¿O al mismo tiempo? ¿Me alcanzarán las neuronas para tamaño esfuerzo? No sé. Además no quisiera alardear. El asunto es que, cuando mi cómplice ocasional en el nocturno y culposo cigarrillo, fumado en las penumbras de un pasillo de hospital, exclamó extasiada que, sin ningún pudor, me confesaba su envidia cuando le dije que vivía en San Martín de los Andes… Bueno, está bien, le contesté, absolviéndola de ese pecado capital. Es cierto, puede llegar a ser la ciudad y su entorno, que ocupa un lugar de privilegio por todas su bellezas, naturales y edilicias, pero, también tiene sus problemas. Hay desocupación… Iba a seguir enumerando algunos temas que nos recuerdan que San Martín de los Andes está en nuestro país, pero, lanzando una bocanada transgresora me interrumpió con un “no importa”. O, bueno, bajando el nivel de lo que le salió del alma, puede ser, pero la belleza del lugar atenúa todo.

 

Y ahí fue que se me presentó lo que enuncié al principio y que ahora no tiene demasiada  importancia. El hecho es que antes o después de mi respuesta apareció como una fotografía el personaje de un libro de Simone de Beauvoir, “Todos los hombres son mortales”.Creo que la hija de la protagonista quien afirmaba que, mientras durara la dictadura de Zalazar en Portugal ( el libro se editó en la década del 60 ) ella se negaba a hacer turismo en ese país.No sé si antes o después de responderle,-luego de una pitada que no me gustó demasiado- que la desocupación y la pobreza no opaca el paisaje, pero que eran más atendibles, prioritarios.Un chico con la panza vacía no creo que goce con el paisaje. Creo que recordé también a Sartre cuando afirmaba que la vida de un hombre vale más que la catedral de Chartes. Y después,bastante después pensaba en el porqué de las asociaciones. ¿Por qué y para qué? ¿Me sirvió esa novela? Sí , me sentí apoyado, respaldado por ella, en considerar lo humano por sobre todo. Me sirvió para revalorizar el trabajo del escritor en particular y del artista en general. Del artista que se ocupa de las cuestiones humanas, que se compromete, que asume su arte como militancia, que se siente heredero de todos los que en nuestro país fueron ejemplos: Berni, Alonso, Riganelli, Arlt, Gonzaléz Tuñon, Juan Carlos Paz. Es decir pintores, escultores, poetas, músicos, que enaltecieron el arte porque lograron la dialéctica entre herramienta y producto de belleza y denuncia, de transformación estética y de lenguaje claro y transparente. A veces de pronosticadores, a veces de portavoces.

 

Hoy, que algunas señales anuncian cambios saludables que no dejan de subyugar  esperanzas. Hoy, que pareciera-y hablo a nivel nacional-que los políticos de izquierda siguen sin encontrar el sujeto social activo y protagonista para los cambios reales y transformadores. Hoy, que pareciera que seguimos encandilándonos con los individualistas cantos de sirena (¿encandilamiento o poltronería?). Hoy, que en cuanto a hambre y desocupación nada ha cambiado, es más urgente que nunca el compromiso de artistas que asuman estas realidades como temas para sus obras. Temas que hablan de aspectos acuciantes. Para que el arte no esté ni en la vanguardia ni en la retaguardia. Que le quepa el honor de enchastrarse con la realidad. Que no es poco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


One Response “Nostalgia” →

  1. ernesto Pfister

    03/16/2012

    Quierido Horacio, aun conservo su Canto General con mucho cariño.

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